Las pinturas rupestres mantienen relatos guardados de hace miles de años, por los cazadores-recolectores que intentaban representar un significado animista y tener un control sobre su contexto, como provocar la lluvia, cazar y capturar el alma de los animales.

Estas pinturas se grabaron sobre el abrigo rocosa en la cuevas y montañas, mediante diversas técnicas como abrasión o raspado, con materiales disponibles al momento, y que fueron suficientes para plasmar durante miles de años un registro casi exacto del pensamiento mágico-ritual de los cazadores-recolectores.

El caso de Las Manitas, las pinturas rupestres de la Cañadas de Cisneros es interesante, pues se tratan de registros de viajeros que cruzaban grandes extensiones de camino, buscando comida y sustento, y que pedían a la naturaleza los recursos necesarios para sobrevivir, y que formaban parte de diversos rituales para atraer a las lluvias, entre otras teorías.

Sin embargo, se trata de lugares poco explorados, y que forman parte de un contexto histórico muy interesante como lo es el municipio de Tepotzotlán, un espacio con diferentes ocupaciones culturales y que fue un espacio muy importante desde la época prehispánica, el virreinato y la época moderna.

Dirección
Rafael Morales Orozco

Testimonio
Karina Cervantes Cazares
Cronista Municipal de Tepotzotlán

Año de producción
2022